"Nada menos personal que los problemas: trabajo, salud, abundancia,
relaciones humanas, existencialismo… Me sobraron los dedos de la otra mano.
Como seres humanos tenemos la necesidad de sentirnos especiales, pero nuestros
obstáculos no tienen nada de especiales, todos nos enfrentamos a los mismos
obstáculos.
Recuerdo una frase que escuché a los veinte años: “Si hubiera un solo
problema sin solución, estaríamos todos trancados en él”. Esta frase me dio
mucha fuerza a la hora de buscar las respuestas que anhelaba para que mi vida
tuviera sentido, y desde ese lugar de certeza, la comparto con quien la
necesite en su búsqueda. ¡Adelante, con el corazón adelante!
Un paréntesis importante: si sos un buscador, tenes que ser consciente
de que necesitas experimentar la respuesta. No necesitas que te cuenten la
respuesta, necesitas experimentarla. La injusticia tiene un propósito Sagrado:
que vuelvas a casa y descubras para qué te ocurrió lo que te ocurrió. En
general, la injusticia más grande la hacemos nosotros mismos cuando seguimos
cargando el dolor todos los días, y no nos revelamos ante él. Eso se llama
sufrir.
Hecha esta salvedad, retomo con la frase: “Si hubiera un solo problema
sin solución, estaríamos todos trancados en él”.
Por una parte es cierto que no existe un solo problema que nos tenga a
todos trancados. Todos los conflictos tienen una buena respuesta detrás. Y por
otra parte, también es cierto que más allá del relato de nuestra vida, más allá
de los infinitos detalles de cada ser humano, todos estamos trancados en un
mismo problema. Se llama mente, y ella es nuestro único obstáculo para sanar lo
que vinimos a sanar.
La física cuántica lo describe de muy buena manera, autores como Fred
Alan Wolf o Deepak Chopra, entre muchos otros clásicos, han difundido el
conocimiento para reconocer los mecanismos de la mente, y no caer en sus
garras. Es más, el hinduismo con sus modelos de Ser - Ego, así como los
tibetanos con su conocimiento sobre los Bardos, hablan con distintos códigos de
lo mismo. La relación entre lo que soy y lo que creo que soy.
Hace mucho tiempo que este conocimiento está accesible para los seres
humanos, y además está explicado de muy buenas y diversas maneras. Puse estos
ejemplos, pero podría haber puesto muchos otros. Entonces: ¿por qué seguimos
perdidos en los conflictos de la realidad? Por no cuestionar lo más sencillo: a
mí.
La realidad siempre va a tener conflicto, ese no es el problema, estar
perdidos en la vida es el problema. No saber hacia dónde ir. No comprender cuál
es el sentido de estar encarnado. ¿Cuál es el sentido de las experiencias que
estoy viviendo? No saber si me estoy acercando o me estoy alejando. Tener miles
de bibliotecas al servicio del complejo laberinto de la mente. Educar al alto
precio de perder la pureza. Creer que inteligencia es volver complejo lo
simple. No cuestionar lo más sencillo. Lo más básico. Lo único presente: ¿cómo
me siento ahora? ¿Cómo estoy conmigo mismo?
No se necesita conocimiento intelectual, ni formación alguna. Se
necesita una mirada. Un sereno movimiento hacia adentro. Ya veremos más
adelante que, por no haber sostenido esa mirada el tiempo suficiente, es que
los seres humanos actuales, estamos perdidos. Hoy, soy un adulto y puedo mirar
hacia adentro. Y tú también. Hacer una pausa para escuchar: ¿cómo me siento?
Mi percepción es limitada. Sí, de eso se trata, de adueñarme de los
límites que siento, para salir a encontrar al ser ilimitado que soy. Esa es la
pista: ¡Los límites son la pista! Se trata de adueñarme del punto de vista del
observador, sabiendo que soy mucho más que eso. Un ejemplo: en cada atardecer y
en cada amanecer, vivimos una ilusión. El Sol se retira y comienza la noche. El
Sol retorna y comienza el día. Todos sabemos que el Sol flota en el universo y
que los giros de la Tierra generan esa ilusión tan real. Mitad luz, mitad
oscuridad. Según el lugar en el que me encuentro en la Tierra, percibo
diferente el pasaje de las estaciones. Si estoy en el trópico no es lo mismo
que si estoy en el polo. Si estoy en el polo norte no es lo mismo que si estoy
en el polo sur. Si estuviera en Marte mi percepción sería diferente. Y si
estuviera en el Sol, mi percepción también sería diferente.
Conclusión: no se trata de lo que Es. Se trata de dónde lo estoy viendo.
Se trata de lo que creo que soy.
Volver a confiar en mi percepción, animarme a sentir las emociones y los
sentimientos, es buscar los límites en los que me encuentro atrapado. No es La
Verdad, es Mi Verdad. Fruto de la experiencia de “Mi Vida”. Para liberarme del
dolor, debo encontrar qué me duele, qué me limita. ¿Para qué? Para elegir que
no me lo merezco. Nadie se merece el dolor. La vida no me pidió que sufra. Las
emociones limitadoras están en mí para que haga la revolución del amor en mi
corazón. No es hacia los demás, es hacia mí.
La realidad siempre va a tener conflictos y desafíos, pero qué bueno
sería que los niños no tengan que perderse para encontrarse. Todos nacimos
encontrados y la realidad se encargó de perdernos. ¿Querés ayudar a los niños
que están viniendo? Elegíte con amor, aunque la mente diga lo que diga, elegirte
con amor una y otra vez. Nada es menos personal que la mente, todos estamos
envueltos en un mismo desafío.
Con todo cariño...
* Alejandro Corchs - Revista UnoMismo- Argentina - Enero 2015*
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